lunes, 7 de junio de 2010

Amor a primera vista

Samuel Arango M.
| Medellín | Publicado el 7 de junio de 2010 en El Colombiano.
Arribar a una entidad de educación superior como el Tecnológico de Antioquia es no solamente un reto sino una aventura. Máxime cuando el reto está relacionado con el compromiso vital de buscar la calidad académica. Tenía referencias de la institución en cuanto que era solvente, se desarrollaba a pasos agigantados y estaba comprometida por convicción y acción con el departamento de Antioquia. Llegué pues sin mayor información, con muchas expectativas y esperanzas. Apenas a unos días de haber iniciado labores como Vicerrector Académico ya puedo hablar de algunos hallazgos.

En primer lugar, encontré unas personas definitivamente comprometidas con su labor. Tanto en la administración como en la academia. Personajes que cada uno en su campo pueden ser puestos como ejemplos en cualquier ambiente universitario. Un rector con ganas y con empuje, unos decanos que saben dónde están y para dónde van. Unos docentes que sobresalen por su solvencia académica. Unos estudiantes abiertos a avanzar en su proceso educativo. Unos empleados comprometidos efectiva y afectivamente con su labor.

Otro aspecto que sobresale es la variedad e innovación que muestran los diversos programas. Aun los que parecen tradicionales, muestran características propias y especiales que los hacen únicos y distintos. Programas bien planteados y que se vislumbran hacia el futuro. Nuevas disciplinas de enorme pertinencia social. Algunos podrían ser considerados pioneros y con posibilidades de expansión incluso internacional.

Pero uno de los aspectos que realmente me han impactado es el esfuerzo enorme por la regionalización. Salir de Medellín, que tiene todas las posibilidades, para desplazarse a los municipios más apartados y necesitados es una odisea. Casi nunca la regionalización funciona en las universidades. Creen que es crear sedes de enorme valor y belleza y medio llenarlas con gente. El sistema que está trabajando el Tecnológico en este campo es innovador y sin duda de mayor rendimiento y beneficio. Un trabajo con las administraciones municipales, con las entidades educativas del municipio, que comprometen su prestigio y sus recursos. Visitar esos municipios es darse cuenta de lo que significa tener la universidad en el pueblo. Orgullo absoluto. Lo importante es que los programas servidos sean de verdadera necesidad en el sitio y permitan que los jóvenes tengan una opción que valga la pena para quedarse en su comunidad y aportar al desarrollo de ella. Sin que por ser región se disminuya o demerite la calidad. Es impresionante el esfuerzo de la administración y de los decanos y docentes para llegar a tantos sitios. Para realizar la labor de regionalización es necesario no solamente poseer los recursos sino aportar una alta dosis de entusiasmo, convicción, sentido social y espíritu aventurero.

No quiere decir que no haya detectado algunos problemas. Claro que sí. Una dolorosa inseguridad, poco compromiso de algunos pocos, viejos rencores. Pero en nada los problemas opacan el sol. Son adjetivos. Lo sustantivo está a salvo.

Llevo poco tiempo en el Tecnológico y, sin duda, he padecido el delicioso placer del amor a primera vista.

lunes, 26 de abril de 2010

Hogar, dulce hogar

Por Samuel Arango M.
Publicdo en Caja Mágica en El Colombiano, el 26 de abril de 2010:

Cuando estamos fuera del hogar, por lo regular encontramos tensiones de todo tipo. Tráfico pesado, conductores que no respetan, calor, lluvia, gritos, malas noticias, humo de mofle, el pito, tacos. Así pasamos el día entre afanes, preocupaciones, urgencias, qué dirán, no hay tiempo, corra, haga esto.

Total, que vivimos en medio de un ambiente difícil de soportar y que nos aporta infinidad de motivos para estar eléctricos, malhumorados, tensos, preinfartados, con úlcera, gastritis, agriera y un humor de diablos. A lo anterior le agregamos el cúmulo de malas noticias económicas, políticas, sociales, nacionales, internacionales, de trabajo. Despidos, quiebras, corrupción galopante, atentados, masacres, secuestros.

Por todo lo anterior, proponemos que hagamos de nuestros hogares una verdadera zona de distensión. Que cuando al fin del día arribemos a nuestra casita y pasemos la puerta, inmediatamente notemos que todo cambia.

Ya no hay gritos, no hay sobresaltos, no hay sospechas, no hay inseguridad. Que podamos exclamar con sobrada razón: ¡al fin en casa!

Que todo el que entra sea recibido con una sonrisa, con un beso, con una exclamación: ¡qué rico que llegaste!

Que ya adentro y una vez quitados los zapatos, la ropa incómoda y las tensiones de afuera, podamos disfrutar de una verdadera zona de distensión.

Que cante la radio que esté encendida. Que los televisores sintonicen programas agradables, relajantes, simpáticos.

Que en la tarde, todos los de la casa puedan sentarse a comer unidos como en una ceremonia de entendimiento, de unión. Que los niños cuenten su día, sus alegrías y sus preocupaciones. Que los mayores narren sus aventuras, sus logros, sus esperanzas. Que todos compartan la alegría de estar juntos y unidos alrededor del mantel, casi como en una oración de paz. Vale la pena contar los chistes que se escucharon en el día, reír juntos es una hermosa manera de compartir.

Es bueno tener, por consenso, un lugar de la casa en donde no se puede alegar, menos pelar. La pieza de los papás, por ejemplo, es como un lugar de "queda". Los disgustos se desvanecen allí, allí se dan las reconciliaciones.

Ver televisión debe convertirse en una actividad familiar en la que todos disfrutan. Vale la pena verla unidos, para divertirse, para relajarse. En términos generales, las noticias no deben mancillar la zona de distensión. O sólo ver un noticiero, comentado entre todos, y que sea el que presente la violencia con menos violencia, sin cadáveres y sangre.

Vivamos intensamente las horas en las que los que nos queremos estamos juntos. Ahí estamos los que nos queremos, los que no nos traicionamos, los que son confiables.

Qué bueno es estar en un sitio que se llama hogar. Cálido, agradable, tranquilo, compartido, positivo. En donde se saluda con cariño por las mañanas y en donde se dan besos por las noches. En donde se escuchan las oraciones sencillas de las tres avemarías y la del ángel de la guarda, dulce compañía.

Cuando hay discusiones, no hay gritos, se respetan las opiniones, se cuenta antes de reaccionar con rabia. Y siempre se perdona, siempre. Porque el amor verdadero es así. No hay resentimientos, no hay rencores.

El hogar, el único sitio posible de paz verdadera, ¡bendito sea!

martes, 13 de abril de 2010

Los malos estudiantes

Samuel Arango M.

" Interrumpí mi proceso educativo cuando ingresé a la escuela " (Oscar Wilde).

" Lo importante no es saber sino tener el teléfono del que sabe " (estudiante).

Tres estudiantes llegaron un martes después de puente a la universidad para presentar un parcial de matemáticas. El examen era a las 7 de la mañana y ellos aparecieron a las 10. Hablaron con el profesor y le explicaron que habían llegado tarde porque subiendo de La Pintada se les chuzó una llanta, el repuesto estaba malo y casi no logran conseguir otra llanta. El profesor aceptó hacerles el examen al día siguiente. Cuando llegaron a presentarlo, el profesor los separó en un salón diferente para cada uno y les dio el examen que constaba de dos puntos, cada uno con un valor de 50%. La primera pregunta era un problema. La segunda pregunta decía: "¿Cuál llanta?"


Estos son algunos de los síntomas que presenta un mal estudiante, que no siempre fracasa en la vida:

Usted es un estudiante notario, es decir, que sólo le interesa la nota, no importa si no aprende.

Trate de ingresar a la U. con palancas, no por sus propios medios.
Participe de los trabajos en grupo, lleve usted la música y el aguardiente.

Alégrese cuando se cancela una clase.

Vuélese de clase para ir a jugar maquinitas o a beber cerveza o a ir a cine.

Trate de aprobar las materias echándole carreta al profesor, tenga 10 abuelas que se le mueran.

Use audífonos para escuchar música mientras el profe habla.

Saque textos de internet y péguelos para presentar trabajos.

No lea, no consulte, no pregunte.

Pídale al profesor que le suba la nota porque si no lo mandan para donde el Mono Jojoy.

Échele la culpa de su bajo rendimiento al profesor.

Conténtese con lo que recibe en clase.

No se comprometa con semilleros, ni con grupos de estudio, ni con proyectos.

No se haga amigo de los profesores sabios.

Envíe mensajes por celular durante toda la clase.

Busque trabajos de antiguos alumnos para presentarlos hoy, cámbieles las fechas y algunos daticos.

No aprenda a manejar los diferentes programas de software que se usan en su profesión.

Alegue que no rinde porque no tiene computador, o se le dañó, o le entró virus (al computador, no a usted).

Nunca mire sus notas en el sistema de la universidad, para poder alegar después que no está de acuerdo con una nota o que no sabía que no estaba matriculado o fue que creyó que?

No conozca el reglamento estudiantil ni por el forro.

No tome vacacionales, ni talleres o seminarios de complementación o de actualización.

No asista a congresos o eventos relacionados con sus estudios.

No tenga su pequeña biblioteca profesional.

Busque realizar sus prácticas donde paguen muy bien y no haya nada qué hacer.

Emborráchese el día del grado.

"No te burles de los nerds, ellos serán tus jefes después" (Bill Gates).

lunes, 5 de abril de 2010

No más niños secuestrados en Colombia

Publicado en El Colombiano el 5 de abril de 2010: http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/N/no_mas_ninos_secuestrados/no_mas_ninos_secuestrados.asp?CodSeccion=219


Por Samuel Arango M.

Un niño de trece años explotó en mil pedazos, en días pasados, cuando por encargo de sus amos (las Farc) trataba de entrar una bomba a una estación de policía. La reacción mundial, de los gobiernos, de las ONG, de nuestros medios, fue casi ninguna, como de complicidad. Las estadísticas son diversas. Se dice de buenas fuentes que en Colombia existen 17.000 niños con armas en las manos. Otros hablan de 13.000. Al servicio de la guerrilla, de paramilitares, de bandas o combos. Las cifras son de verdad aterradoras, escalofriantes, deprimentes, diabólicas. Incluso podrían ser tres y ya deberían convocar la protesta general. Pero nadie dice nada, o mejor, nadie hace nada. A los niños los usan como informantes, los especializan en armar bombas antipersonal, los someten a la prostitución, los usan para matar porque son más arriesgados. Se aprovechan porque los menores creen que es un juego.

Se dice como absurdo consuelo para justificar las enormes y vergonzosas cifras, que cerca de un 70% empuñan las armas "voluntariamente". No es voluntario quien como niño no tiene aún la capacidad de discernir, escoger, analizar. No es voluntario quien es obligado a ingresar a las filas delincuenciales y del terrorismo para que su familia no sea víctima. No son voluntarios quienes no tienen otra opción apropiada para un niño, como el estudio y ser niño. No es voluntario quien sin tener casi nada le ofrecen dinero a cambio de delinquir. Los voluntarios son obligados, por las armas, las amenazas o las circunstancias. Voluntarios obligados a los que NO se les permite retirarse. Ahí le mando esos voluntarios, pero devuélvame los lazos? Y es tan grave que está catalogado como crimen de lesa humanidad.

Otros cientos de niños ingresan como cuota que las familias tienen que pagar a cambio de su tranquilidad. Por eso muchas familias prefieren desplazarse y no entregar a sus hijos. En San José del Chairá, más de la mitad de los habitantes son familias desplazadas que para evitar el secuestro de sus hijos se trasladan al municipio. En Soacha, Cundinamarca, el número de desplazados también llega a cerca de la mitad de la población, por las mismas razones, para evitar el secuestro y explotación y explosión de los menores.

Debemos cuanto antes emprender una campaña nacional e internacional. No más niños secuestrados. Que los liberen a todos. Si se hace un intercambio humanitario debe incluir a los niños porque están secuestrados y hay que cambiarles las minas y los fusiles por libros y juguetes.

Si Colombia quiere algún día tener paz, debe empezar cuanto antes un trabajo con los niños en las escuelas y colegios, con las familias, para crear mentalidad de paz, de entendimiento, de comprensión, de respeto por las ideas ajenas. Sólo trabajando la paz desde la infancia podremos aspirar a tener, dentro de 30 años, un país en paz.

Y que quede claro: Los niños que participan en la guerra son secuestrados, no podemos llamarlos de otra manera.

En busca de la felicidad

Publicado en El Colombiano el 28 de marzo de 2010.

http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/E/en_busca_de_la_felicidad/en_busca_de_la_felicidad.asp


Por Samuel Arango M.


El hombre ha sido hecho con todas las condiciones para ser feliz, incluida la libertad, que es a veces la que más lo aparta de este ideal.

Hay hombres felices en comunidades atormentadas, como la nuestra. La felicidad que tanto tiempo ha buscado el hombre afuera de sí nunca la ha encontrado. La felicidad es una condición interior que no depende del mundo exterior. Como decía una valla: "Es tan pobre que sólo tiene dinero".

También alguien dijo: Libre es aquel que no le teme ni a la vida, ni a la muerte. Estos factores son las claves de la felicidad del hombre:

Amor: Es el motor de la vida, el sentido pleno. No significa solamente pareja. Amor es un estado interior de compartir la felicidad. Es el gran acto de darse sin esperar recompensa. Es pensar en alguien o en otros para entregarles lo que se tiene, no de la piel hacia fuera, sino del alma. Ama quien respeta, quien conoce, quien aporta, quien es capaz de perdonar. Un hombre que no ama es un hombre muerto en vida.

Vida interior: El hombre, para caminar hacia la felicidad, tiene que encontrar su vida interna. El cuerpo es hermoso, pero es solamente un vehículo de viaje. No tiene sentido la existencia sin la presencia de lo trascendente. Un hombre que sólo procesa alimentos o ideas es un hombre también muerto o un computador que va al baño. Por eso es necesario aprender a mirar para adentro.

Vida espiritual: Es la aceptación, sin soberbia, de la existencia de un Dios. Llámese como se llame. Sin ese principio de la espiritualidad, nada de lo que somos, de lo que nos rodea tiene sentido. Hasta los pueblos más elementales han aceptado la existencia del Ser Superior. No importa que haya sido el Sol.

Trabajo: El trabajo considerado como una actividad creativa que lleva al bienestar personal y colectivo. Nada hay que acerque más al hombre a la felicidad que la creación. Y eso es trabajar, es crear. Es poner a funcionar la imaginación, a desarrollar las cualidades con las que todos hemos venido diseñados.

Sencillez: El hombre sencillo, no simple, es un hombre feliz. No tiene que ver con el saber, con el poseer. El sencillo es aquel que acepta lo que es porque se conoce y decide aprovecharse de ello. Ser sencillo es conocer sus capacidades y sus limitaciones y trabajar con ambas. Sencillo es quien no le da valores exagerados a lo que no vale la pena, el que disfruta de las cosas bellas que la naturaleza y el mismo hombre han creado.

Relaciones: Parte importante para la felicidad son las relaciones con los demás. Para todos son diferentes. Pero el estar cerca, compartiendo con otros, la alegría y el dolor, el proceso creativo de la felicidad, nos hace felices.

No tenemos que sufrir en esta vida todo lo posible para que gocemos en la otra. Porque la felicidad empieza desde ahora, si así cada uno lo decide, porque la otra vida no existe, lo que llaman muerte es simplemente un gigantesco paso que desde ahora buscamos, para acercarnos aún más a la felicidad.

lunes, 8 de marzo de 2010

Los funestos ejemplos en los medios

Marta Lucía Gómez de Arango

Lo que presentan repetitivamente los medios, especialmente la televisión, permea poco a poco a las audiencias y con mayor razón cuando se trata de niños y adolescentes.

La responsabilidad de los medios, y me refiero a quienes los manejan y utilizan, debe ser mucho más cuestionada por nosotros, sus públicos.

Muchas películas, series y novelas se convierten en escuelas de pandilleros y bandidos. Son una manera de volver puesta en común las difetentes técnicas y metodologías para hacer el mal. Y eso no es todo, pues los comportamientos equivocados encuentran validación para aquellos que creen que todo les está permitido.

La forma como muchos directores presentan las escenas no tienen como objetivo solamente la catarsis social, son apelaciones al morbo de la audiencia para ganar rating y se vuelven enseñanza con ejemplos paso a paso para cometer crímenes.

Con aquello de que tenemos que hacer catarsis porque esa es nuestra realidad, nos han tratado de meter un cuento que no es. Es cierto que debemos conocer nuestra realidad, pero no ensañarnos en algunos aspectos de esa relidad y generalizarla como hacen las narcoproducciones colombianas. Más que catarsis lo que hacen es dañarnos, no sólo porque muchas acciones se convierten en ejemplos, sino que nos desprestigian nacional e internacionalmente.

Piensen solamente cómo tratan de solucionar los problemas los personajes de la televisión y del cine. En muchos casos el personaje acude a la violencia y a la copa de licor. Así le decimos a niños, adolescentes, e inclusive a algunos adultos, que estas son opciones para solucionar los problemas.

No podemos saber cuánto alcholismo han validado estas escenas -presentes en la televisión mundial- Pueden responder que al alcoholismo llegan tarde o temprano a las personas propensas. Sin embargo, cuando el mensaje va a niños y adolescentes, la revalidación de conductas que se vuelven cotidianas, facilitarán el camino.

Es cierto que los medios no son educadores, sino que fueron creados para informar y entretener. Pero también es cierto que tienen impacto en las audiencias, impacto para cambiar comportamientos -y sino por qué los usan los publicistas y los formadores de opinión- y es allí donde está el llamado a su verdadera responsabilidad con la sociedad.

Dejo estas inquietudes para la redlexión.

"No produzcan tanta m..."

Samuel Arango M.

Publicada en Caja Mágica en El Colombiano el 8 de marzo de 2010

Hace unos días se reunió en Hollywood un grupo de directores y productores de cine colombiano con una reconocida personalidad de la meca del cine, que había sido jurado del Festival de Cartagena. Le preguntaron su opinión sobre el cine colombiano y ella respondió sin titubear: "No produzcan tanta m?". La frase cayó como un baldado de agua fría.



Esta dura respuesta puede aplicarse también, sin lugar a dudas, a la televisión colombiana. Nos referimos a las narconovelas y a las miniseries que últimamente, del dolor y la tragedia han hecho entretenimiento. Narcos, capos, mafia, sicarios, paras, guerrilleros, violaciones, droga, sexo, tetas. Todo lo que más nos duele y preocupa, fragmentos minoritarios de realidad, la televisión lo ha convertido en rating, en negocio, en explotación morbosa, incluso con el patrocinio de la Alcaldía de Medellín. Con el falso pretexto de que es la realidad total, nos han metido a todos y especialmente a los paisas a ser reconocidos en el país y el mundo como bandidos de los peores. Poderoso caballero es don dinero. Como el morbo atrae a la gente, le damos morbo. No importan los valores, no importa el dolor y la tragedia. Morbo es audiencia, audiencia es dinero. Hagamos plata a costa del dolor.


La defensora del televidente de uno de los canales dio una respuesta estúpida y preocupante: cambien de canal. Defensora del canal. Si la esposa engaña a su cónyuge en el sofá, la solución es vender el sofá, sirve de consuelo. El autor de la novela original, que no reza Rosario, dijo sin vergüenza: los valores los enseñan los himnos?


Aunque es verdad, cambiamos de canal, pero además le pedimos a la gente, a los paisas, que no compremos los productos que anuncien en esas novelas. Bloqueemos el negocio de la explotación del morbo. Miremos cuáles son los patrocinadores de la degradación y apliquémosle la tenaza. Eso sí lo entienden.


Mientras tanto, los paisas reclamamos nuestro honor.


En un salón de clase el profesor les pidió a los alumnos en el primer día que se presentaran. Salió el cabezón Guerrero y dijo, me llamo fulano de tal, soy de la sucursal del cielo, ve, soy de Cali. A continuación salió un paisa y dice, me llamo tal por cual, soy del cielo, de Medellín.


Para mostrar tenemos millones de ejemplos. Gobernantes tan buenos como Juan Gómez, Luis Alfredo Ramos, Sergio Fajardo, Omar Flórez, Antonio Roldán, los Gaviria, Eugenio Prieto, Ramiro Valencia, Belisario Betancur, Álvaro Uribe. Industriales y comerciantes del talante de Camilo Mora, los Echavarría, Fabio Rico, Darío Múnera. Empresas como Nacional de Chocolates, Isa, EPM, Isagén, Imusa, Haceb. Artistas como Fernando Botero, Pedro Nel Gómez, Fernando González, Barba Jacob, León de Greiff, Tomás Carrasquilla, Arenas Betancur, Salvador Arango, Melitón Rodríguez, Andrés Sierra, Juanes. Mujeres como María Cano, Débora Arango, Sofía Ospina, Laura Montoya, Noemí Sanín, María Emma Mejía, María Luisa Calle, Lina Moreno, María Inés Restrepo.


La lista es casi infinita porque además estamos ustedes y yo que no somos lo que las narconovelas dicen de nosotros.


Señor, perdónalos porque SI saben lo que hacen y nos están masacrando.

lunes, 1 de marzo de 2010

La carreta vacía

Samuel Arango M.

Publicada en El Colombiano el 1 de marzo de 2010


A esta historia hay que ponerle oído:

Caminaba un joven con su padre cuando éste se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio preguntó: " Hijo, además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?"


El joven agudizó sus oídos y algunos segundos después le respondió: "Estoy escuchando el ruido de una carreta."


"Eso es" - dijo el padre - "Es una carreta vacía."


El joven le preguntó a su padre: "¿Cómo sabes que es una carreta vacía, sí aún no la vemos?"


Entonces el padre respondió: "Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía esté la carreta, mayor es el ruido que hace”.


No se porqué pero me parece que los colombianos estamos escuchando muchos ruidos.


Cuando alguien habla sin parar y no deja que otros expresen algo, es ruido.


Cuando alguien no tolera el modo de ser de otros y los critica sin misericordia, estamos oyendo ruido. Cuando se habla mal del todo el mundo, sin compasión ni justicia, estamos escuchando ruidos.


Cuando alguien critica todo, a toda hora, nada le gusta, nada es bueno, la vida es horrible, el país es un desastre, el gobierno es el peor…estamos oyendo ruido.


Cuando se apoya la violencia, no se quieren entender los argumentos, se odia hasta perder la razón, estamos soportando ruidos.


Cuando se grita para imponer la opinión propia sobre la calmada ajena, estamos sufriendo ruidos.


Los ruidos de la intolerancia, de la guerra, de la incomprensión.


Las personas están llenas de ruidos.


Porque odian, porque hablan demasiado, porque acaban en un segundo con la honra de la gente, porque no dan la cara, porque engañan, porque dan puñaladas por la espalda.


Se escuchan en las ciudades y en los campos el ruido de las carretas vacías.


Hombres que de hombres sólo tienen colgandejos. O bustos prominentes para gritar el vacío.


Cuando observo pavonearse a un prepotente que con su actitud desprecia a los demás, escucho no un ruido sino un estruendo.


Escuchamos ruidos en pancartas que insultan la dignidad de un país. O en manifestaciones con rostros tapados. O en protestas que buscan tapar los atentados contra la dignidad humana, los secuestros, la aniquilación de los indígenas, el ataque rastreo a la población indefensa. Suenan ruidos estruendosos cuando se dobla la cobardía.


A los colombianos nos invadió el ruido de las palabras gritadas, de las odiadas, de las tergiversadas, de las palabras, de las palabras, de palabras, palabras, palabras, palabras.


Cuando veo todas estas cosas, siento en mi interior una suave voz que me susurra:


"Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace".

lunes, 22 de febrero de 2010

Antioquia curiosa

Samuel Arango M.

También puede leer este artículo en El Colombiano de febrero 22 2010 en la columna Caja Mágica.

Arboletes es el municipio antioqueño más alejado de Medellín, a 470 kilómetros, y en él se encuentra un volcán de lodo de 25 metros de diámetro, que nos quita las erupciones de la piel.

Aún en Dabeiba quedan algunos indígenas Catíos. La población la trazó en 1868 un inglés, Juan Enrique White, y las calles debían tener al menos 20 metros de anchas.

La Ceja es una bella ciudad que se llamó El Tambo y que es guardada por El Capiro, en donde habitaron los indios Tahamíes. Fue cuna del poeta de las tres G, Gregorio Gutiérrez González, autor del Canto al Maíz , uno de los poemas más paisas y emocionantes.

Marinilla, en 1927, tuvo un tranvía que unía a este municipio con Medellín y se celebró el 4 de enero de 1864 una célebre batalla, cerca de la quebrada El Cascajo, que derrotó a don Pascual Bravo y llevó al poder en Antioquia al General Pedro Justo Berrío.

El templo de Salgar es muy similar al de San Pedro porque lo decoró el mismo arquitecto, el italiano Albano Germanetti.

De allí, "Murgia" para los indígenas y "Pueblo de sal" para los españoles y Guaca o Heliconia para nosotros, envió Jorge Robledo a quien descubrió el Valle de Aburrá: Jerónimo Luis Tejelo.

La Pintada tenía un puente que construyó el mismo ingeniero que hizo el de Santafé de Antioquia y que se llamó José María Villa. El río se llevó el puente.

Giraldo es un municipio con apellido muy antioqueño que fue llamado Arro y Cuajarón, cuya característica, que agradecen los borrachitos, es ser el mayor productor de anís.

Ebéjico se caracteriza por poseer el mayor número de quebradas y ríos de Antioquia.

Ituango fue campamento albergue de los indios Nechíes y Tuangos, de la familia Yamesí, y allí se recuerda con cariño a un cacique que se llamó Uriel.

Jericó lleva el nombre de la primera ciudad que encontraron los hebreos en su camino a la Tierra de Promisión. En 1902 creó su propio banco que luego desapareció. Su nombre original fue Aldea de Piedras.

Andes es la capital comercial del Suroeste antioqueño, tierra del cacique Guaticamá y de un indio muy conocido de apellido Uribe, periodista y paladín de la libertad.

Los devotos de La Chinca vamos a visitarla a La Estrella y a recordar a los indígenas Anaconas, últimos sobrevivientes del Valle de Aburrá que se resguardaron allí.

La Unión se llamó Tierra de Vallejuelo, ahora famosa por su producción de papa y de un mineral que se llama Caolín.

Liborina tiene tres plazas y la quebrada Juan García es considerada la corriente más borrascosa del departamento. Son famosos sus frisoles Liborinos.

Sonsón se llamó Nueva Arcadia, en recuerdo de la mansión de la felicidad y la inocencia en la Grecia antigua.

Urrao es el municipio más extenso de Antioquia, más grande que el departamento del Atlántico (3.965 km2), aún habitan allí los Catíos, descendientes del cacique Toné y tiene un parque, orgullo de los paisas, que se llama Parque Nacional de las Orquídeas.

Ciudad Bolívar es famosa porque el cociente intelectual de sus habitantes es de los más altos del mundo.

En este municipio, que se llamó también La Tasajera, celebró el padre Facundo Martín la primera misa en el Valle de Aburrá a fines de 1580. El municipio se llama Copacabana.

martes, 16 de febrero de 2010

Los periodistas que necesitamos

Samuel Arango M.

El pasado 9 de febrero celebramos el Día del Periodista. Esta fecha es una ocasión interesante para reflexionar sobre nuestra profesión, siempre controvertida y amenazada desde diferentes ámbitos, pero tan necesaria para el funcionamiento de la democracia y de la sociedad..

Mi reflexión la orienté a plantear algunas características que debe tener el periodista que necesitamos como sociedad. Si bien la columna fue publicada en EL COLOMBIANO, el enlace le llevará a la página Temas periodísticos de este mismo blog.

Temas periodísticos