Marta Lucía Gómez de Arango
Lo que presentan repetitivamente los medios, especialmente la televisión, permea poco a poco a las audiencias y con mayor razón cuando se trata de niños y adolescentes.
La responsabilidad de los medios, y me refiero a quienes los manejan y utilizan, debe ser mucho más cuestionada por nosotros, sus públicos.
Muchas películas, series y novelas se convierten en escuelas de pandilleros y bandidos. Son una manera de volver puesta en común las difetentes técnicas y metodologías para hacer el mal. Y eso no es todo, pues los comportamientos equivocados encuentran validación para aquellos que creen que todo les está permitido.
La forma como muchos directores presentan las escenas no tienen como objetivo solamente la catarsis social, son apelaciones al morbo de la audiencia para ganar rating y se vuelven enseñanza con ejemplos paso a paso para cometer crímenes.
Con aquello de que tenemos que hacer catarsis porque esa es nuestra realidad, nos han tratado de meter un cuento que no es. Es cierto que debemos conocer nuestra realidad, pero no ensañarnos en algunos aspectos de esa relidad y generalizarla como hacen las narcoproducciones colombianas. Más que catarsis lo que hacen es dañarnos, no sólo porque muchas acciones se convierten en ejemplos, sino que nos desprestigian nacional e internacionalmente.
Piensen solamente cómo tratan de solucionar los problemas los personajes de la televisión y del cine. En muchos casos el personaje acude a la violencia y a la copa de licor. Así le decimos a niños, adolescentes, e inclusive a algunos adultos, que estas son opciones para solucionar los problemas.
No podemos saber cuánto alcholismo han validado estas escenas -presentes en la televisión mundial- Pueden responder que al alcoholismo llegan tarde o temprano a las personas propensas. Sin embargo, cuando el mensaje va a niños y adolescentes, la revalidación de conductas que se vuelven cotidianas, facilitarán el camino.
Es cierto que los medios no son educadores, sino que fueron creados para informar y entretener. Pero también es cierto que tienen impacto en las audiencias, impacto para cambiar comportamientos -y sino por qué los usan los publicistas y los formadores de opinión- y es allí donde está el llamado a su verdadera responsabilidad con la sociedad.
Dejo estas inquietudes para la redlexión.
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