lunes, 19 de enero de 2015
Mi nuevo sitio Caja Mágica
Les invito a leerlo y a dejar sus comentarios.
Saludos,
Samuel Arango M.
lunes, 17 de enero de 2011
Tan solo palabras
PUblicado en El Colombiano
No creo en las palabras de casi nadie. Están vacías, engañan. Dicen bellezas y hacen atrocidades. Hablan de paz mientras echan balas. Gritan decencia mientras se corrompen, se untan. Palabras que son capaces de añorar a los antepasados y pisotear a los presentes. Palabras que no se cumplen, que están vacías, que sólo suenan pero que no realizan nada. Palabras huecas como los corazones, como las cabezas. La palabra falsa se tomó la ciudad y el campo. Se dice sí cuando se quiere decir no. Se dice no cuando se quiere decir sí.
Pobre palabra en la que ya nadie puede creer porque la prostituyeron, la oxidaron, la masticaron sin compasión.
Escribir, hoy en día, es un ejercicio de hipocresía. No se puede decir la verdad porque lo matan. Lo único que vale es la mentira. O las palabras huecas. O escribir entre líneas para que sólo entienda quien escribe. O hay que darle espacio abierto y amplio a la estupidez.
Hay días en los que nada provoca escribir, porque no tiene sentido. La gran comedia del mundo está escrita y nos hemos aprendido el texto de memoria. No es la divina comedia, es la maldita.
Cantinflean los poderosos, cantinflean los humildes, los padres, los hijos, los sacerdotes, los gobernantes, los desempleados, los que ríen y los que lloran.
La peste de la habladuría invadió todos los rincones del planeta. La verdad y la mentira se confundieron en un macabro abrazo de destrucción y muerte.
Triunfa el que más hable, el que más palabras sin sentido pronuncie.
Este planeta y sus alrededores son un pegote de letras. La palabra se paró sobre todos los hombres y los estripó sin compasión.
Y lo grave es que los que escribimos tenemos como profesión la palabra, pero cuando ésta pierde sentido, nosotros también lo perdemos. ¿Para qué escribimos? ¿Para continuar atosigando al mundo? ¿Para continuar alimentando la hoguera que nos ha de consumir?
¡Pobre palabra, cómo te hemos pisoteado!
Ahora se entiende el mensaje eterno de los sepulcros blanqueados que por dentro son podredumbre y mortecina y que por fuera se visten de cocteles, de fiestas y de risas estridentes, de caridad sin justicia, de corrupción, de mentira inmisericorde.
Parados los unos sobre los otros gritamos nuestras obras de caridad que tapan las obras de injusticia. El ser humano es sólo palabra.
Y para saber que al principio era solo el Verbo y cuando se hizo carne lo crucificaron, como lo hacemos ahora con los desaparecidos, los asesinados, los secuestrados, los desplazados, los torturados, los despreciados.
Estamos con las palabras hasta el cuello y nos estamos ahogando como con un cordón umbilical.
Los delincuentes hablan y les creen, los justos hablan y los acusan o los satirizan.
Hoy en día la palabra no es una bella expresión del interior del hombre, es un arma más letal y dañina que un bombardeo. Hay días en los que las palabras no sirven ni siquiera para maldecir las palabras, como hoy.
Hasta que encontremos en la práctica, no se sabe cuándo, la única palabra que nos sacará del pozo nauseabundo de las palabras.
Cuidado con la pantalla
Publicado en El Colombiano
Varios autores del mundo han anunciado la muerte definitiva de los televisores. Sucede cada que aparece un nuevo medio de comunicación. Los teóricos mataron la radio cuando apareció la televisión. Mataron el cine también con la televisión. Ahora, los profetas mediáticos anuncian la muerte de la caja mágica. El enemigo mortal, según ellos, es el computador, o mejor, el monitor. En las sociedades desarrolladas las cifras son impresionantes. Para Colombia no hay estadísticas, pero sin duda que los monitores van aumentando y empiezan a permear la cultura. Dos de cada tres norteamericanos entre los 9 y los 17 años prefieren navegar en internet a mirar televisión. Más de la mitad de los hogares gringos tienen computador en la casa.
En una encuesta reciente a escolares norteamericanos se les preguntó que si fueran abandonados en una isla desierta, qué se llevarían, dos de cada tres respondieron que un computador conectado a internet. La segunda fue la televisión, pero muy atrás. Ahora el 75% de los niños norteamericanos prefieren el monitor al televisor.
Un computador al menos en cada casa es hoy en día una necesidad, antes era un lujo. Por el computador se acabó el correo aéreo, la gente volvió a escribir y a comunicarse con sus amigos, a conseguir nuevas amistades, a mercar, a pagar cuentas, incluso a hablar por teléfono nacional, o internacionalmente, con el sólo costo de la conexión a internet, a hacer tareas, a sostener noviazgos. Mucha gente ha entrado en contacto con Dios a través de la red. Los mensajes espirituales y de valores circulan profusamente. Algunos dirán que las relaciones por el computador son frías? y de pronto están equivocados. De hecho, las personas se pueden ver con las webcam, y hacer gestos y matarse el ojo y?
Pero ojo, hay que hacer un llamado de alerta. Así como el computador es un recurso maravilloso al servicio del hombre, puede igualmente ser un grave problema social y familiar. Porque en la red se encuentra de todo. Y los usuarios más expuestos son los menores, los niños.
Hay que pensarlo. Hay que actuar. Porque el mal puede ser de verdad grave. Es el mal uso el que hay que prevenir.
Se nos ocurren algunas medidas para evitar que los niños sufran daño, estas son:
- No prohíba el uso del computador, enséñelo a usar.
- Bloquee el acceso a direcciones de porno, violencia, depravación. Hay muchas.
- Ponga permanente atención para saber con quién "chatean" los muchachos. Prevéngalos de los engaños.
- No instale el computador en el cuarto de los niños. Hágalo en un lugar común como la sala, la biblioteca, el corredor. Así los menores no pueden "esconder" lo que hacen.
- Controlen, como con la televisión, el tiempo que puede dedicarle al computador. Una hora, máximo dos podrían ser suficientes. Les encantan los juegos, pero una sobrexposición trae consecuencias negativas.
- Mantenga un diálogo abierto y franco sobre el tema con ellos. Acostúmbrelos a que le consulten a usted.
- No exagere usted mismo el uso. Recuerde que los muchachos copian el comportamiento de los adultos.
Y que cada familia se apersone del tema. Familia bien constituida no tendrá problemas serios. ¿Pero hay familias?
lunes, 1 de noviembre de 2010
La chatarrización humana
Existe una norma que obliga a los empleados oficiales a la jubilación forzosa cuando cumplen 65 años. Les dicen cuchos y los declaran oficialmente en proceso de chatarrización. Váyanse, ya no sirven.
A lo anterior se agrega que a pesar de haber aportado a lo largo de la vida cerca de 150 millones de pesos al seguro de salud, ahora el valor de ese seguro, en la misma fecha de los 65, le sube casi un 300%. Me recuerda el caso de dos ancianitas en un pueblo, una de ellas enferma y la visita el médico. Le deja la receta y la hermana va a la farmacia a comprar las drogas. Cuando regresa, la enferma le dice: ¿Trajiste los remedios? La hermana contesta: Noooo, morite Elena.
En fin, que la chatarrización humana es una norma de la República, obviamente injusta y discriminatoria. A esa edad es mucho lo que normalmente puede una persona aportar a sus semejantes, lo testimonian dirigentes de talla mundial, Papas, artistas.
Pero la edad no es una cuestión de años, puede que el cuerpo se arrugue. La vejez llega cuando se arruga el alma. Cuando no hay ideales, cuando no hay capacidad de asombro.
He decidido ser joven hasta que la muerte nos separe y aunque la sociedad me chatarrice, continuaré mi bella vida al servicio de los demás, a disfrutarla a plenitud.
Ahora me dedicaré a malcriar los nietos. A aprender más poesías. A darle a la gente más de lo que ella espera, con cariño. A no creer todo lo que oigo ni leo. A perdonar y olvidar. A pasar horas eternas en el campo. A soñar y a apoyar los sueños de los demás. A amar intensamente. A no juzgar. A buscar respuestas. A llamar a los amigos. A reconocer los errores y aprender de ellos. A conversar con quien disfruto conversar. A tener más tiempo para mí mismo. A leer y escribir más. A tomar fotos. A creer en Dios. A sonreír con inocente malicia. A compartir mis conocimientos y experiencias. A orar, para adquirir poder. A no hablar mal de nadie. A ir a lugares a donde nunca he ido. A aprender a romper las reglas de vez en cuando, sin causar mal. A amar y a cocinar con creatividad. A no creer que todo es pecado. A disfrutar lo que tengo y no envidiar lo que no tengo. En caso de preocupación, a mirar para abajo... A perdonar, pero nunca olvidar la experiencia. A sonreír la mayor parte del tiempo, la otra, también. A no regañar y menos temprano en las mañanas. A escuchar más música, es el regazo del alma. A no creerle a alguien que habla mal de todo el mundo, hablará mal de mí. A conversar con los niños.
¡Seré una chatarra de lujo!
martes, 12 de octubre de 2010
El feo vicio de trabajar
El laboradicto se despierta muy temprano, las seis ya es mediodía, y se mete al computador a terminar el borrador de sus trabajos o compromisos, a revisar el correo, a escribir las cartas pendientes. Llega antes que todos a la oficina, sin despedirse de los suyos, con un desayuno a medias. Se siente muy bien en llegar de primero y mejor en salir de último de la oficina. No tiene tiempo para vacaciones. Los domingos se "desatrasa" y prepara las órdenes para sus subalternos.
El laboradicto tiene la agenda copada, con reuniones, tres o cuatro al día; con citas, cinco o seis; con cosas por hacer y por deshacer; con cartas para escribir; con llamadas para efectuar; con gente para recibir y con gente para visitar; con razones para dar; con planes para delinear y viajes para concertar, con comités para coordinar.
El laboradicto teme, aunque no lo diga, que si no rinde, si no trabaja, lo echan, lo crean poco responsable, ineficiente, le pueden mover la silla. Por eso no le queda ni un segundo. Todo lo hace él, no delega, todo lo revisa una y varias veces, todo lo critica. Los dolores de cabeza, los mareos, las lucecitas que a veces ve, las agrieras continuas no le importan, ya pasarán porque por ahora hay que trabajar. No cae en la cuenta de que el tiempo que no le dedique a la salud ahora muy seguramente se lo dedicará a la enfermedad después.
Los laboradictos llevan la oficina para la casa, cargan el maletín repleto de documentos, papeles, catálogos, correspondencia, revistas. Llevan el computador portátil y las usb que le servirán para no perder tiempo. La vida personal, la familia, tendrá tiempo después, cuando se salga a vacaciones así no las haya tenido desde hace varios años. O para cuando ya haya realizado los sueños profesionales y haya triunfado en la vida. No sabe el iluso que muy posiblemente para esa época no tendrá familia, que cada uno, aprendida la lección, no tendrá tiempo para él, estará con otros con quienes ha compartido la vida, no con el extraño que es él para los suyos.
El laboradicto abre durante la noche, los fines de semana, las horas de descanso, el correo electrónico, no puede vivir sin él.
El laboradicto, como el alcohólico, no reconoce su problema y se encoleriza cuando alguien que lo quiere le insinúa su problema. Incluso se pregunta con frecuencia por qué tantos directivos como él se divorcian, por qué tienen tantos hijos desorientados, drogadictos, ausentes, rebeldes.
Ojo, si usted es laboradicto: Pare, reflexione, tome decisiones antes de que sea demasiado tarde. Dese su tiempo. Escriba en su agenda el tiempo para usted y para los que ama y lo aman. Revalúe su efectividad, sus relaciones con el trabajo, con la empresa, con su familia. Déle a las cosas su verdadero valor. Hágalo ahora que puede. Si no, ya será demasiado tarde.
Recuerde, el éxito a costa de su familia, de la salud, de la felicidad, NO es éxito.
miércoles, 29 de septiembre de 2010
No se permiten niños
Por Samuel Arango M.
Hace unos años buscaba apartamento en Estados Unidos. Visité
varios edificios y en dos de ellos encontré un horripilante letrero que decía:
“No se permiten niños” En cambio, los apartamentos estaban llenos de perros,
pájaros, gatos y todo tipo de mascotas. Aún estoy traumatizado.
Pero ahora vivo en un bello y apacible barrio rodeado de parques, árboles, flores. Lo triste es que en esos parques “no se permiten niños” porque si salen a jugar a los parques se llenan de caca de perro.
Tampoco se permiten ancianos caminando y aprovechando las bancas, ni jóvenes haciendo deportes, porque se untan.
A un elegante ejecutivo joven le pedimos en tono cortés que por favor recogiera lo que su perro acababa de hacer y respondió furioso: “NO, ES ABONO”. Mi esposa le respondió: “pues equivale a
hacer sus necesidades en el parque. No es abono, es antiecológico y antihigiénico. Esos moscos que se paran en los excrementos de su perro son los que después se posarán en sus alimentos”.
En otra unidad tuve un vecino que poseía un bello perrito llamado Lukas. Soy tan de buenas que al animalito le encantaba hacer pipí en la puerta de mi apartamento. Mi esposa, desesperada, le echó pimienta al rincón sanitario canino y fuimos agredidos verbalmente por que éramos ïnhumanos” ya
que el Lukas olía su rincón preferido y salía desesperado estornudando como perro.
No es que le tenga fobia a los perros, de hecho hay tres en la finca, pero le tengo fobia a los amos y amas de todas las edades, que no educan a los perros porque ellos mismos no saben nada de cultura ciudadana.
Hay un vecino actual, ya maduro, que deja a su perro solo y encerrado en su apartamento por varios días. El pobre perrito ladra y chilla día y noche. Y los vecinos rabiamos día y noche. Otro vecino tiene un perrazo que ya ha mordido a varios, pero lo sigue sacando sin bozal y sin correa.
Insisto, el problema no son los animalitos, son los dueños, seres inmaduros, descarados, incivilizados, crueles, mal educados, atrevidos, groseros, abusivos.
Soñamos con aceras y parques limpios, con jardines cuidados por todos los vecinos, con senderos y prados libres de caca y orín, plenos de niños alegres, ancianos apacibles y serenos, jóvenes ranspirando energía, y también con perritos de dueños cultos.
HACEN FALTA MUCHAS CAMPAÑAS DE CULTURA CIUDADANA. Las normas solas no sirven, porque no hay quien las haga cumplir. Ojalá cobraran multas a los incultos, porque estas actitudes son causas de roces entre los ciudadanos y tienen impactos en el medio ambiente, en la higiene pública y en la salud de todos.
Dios en la mente de los sabios
Por Samuel Arango M.
En la barbería, el barbero le decía al cliente que no creía en la existencia de Dios porque si El existiera no habría tanta maldad en el mundo, ni guerras, ni odios. El cliente calló para no contradecirlo y arriesgar su garganta. Pero cuando salió de la barbería se devolvió casi inmediatamente y le dijo al barbero: sabe que, yo no creo que existan los barberos porque acabo de ver un hombre barbado en la acera del frente. El barbero replicó, claro si no ha acudido al barbero. El cliente sonrió y dijo, claro, si no hemos acudido a Dios.
Hace poco aparecieron unas declaraciones del famoso científico Stephen Hawkins que negaban la existencia de Dios ( lo que es afirmar su existencia) y encontramos lo que dijeron otros científicos:
Allan Sandage, astrologo que calculó la edad del universo: La ciencia fue la que me llevó a la conclusión de que el mundo es mucho mas complejo de lo que podemos explicar. El misterio de la existencia sólo puedo explicármelo mediante lo sobrenatural.
Johannes Keppler, astrónomo: La magnificencia de tus obras quisiera yo anunciarla en la medida en que mi limitada inteligencia pueda comprenderla.
Copérnico: ¿Quien que vive en intimo contacto con el orden mas consumado no se sentirá estimulado a las aspiraciones mas sublimes?
Hathaway, padre del cerebro electrónico: La naturaleza no es capaz de ordenarse a si misma. Por eso requiere una causa primera grande que no esta sometida a la segunda ley de la transformación de la energía y que por lo mismo es sobrenatural.
Newton: Lo que sabemos es una gota, lo que ignoramos un inmenso océano. La admirable disposición y armonía del universo no ha podido sino salir del plan de una Ser omnisciente y
omnipotente.
Linneo, botánico: He visto pasar de cerca al Dios eterno, infinito, omnisciente y omnipotente.
Ampere: ¡Cuan grande es Dios y nuestra ciencia una nonada!
Gauss, matemático: Cuando suene nuestra ultima hora será grande e inefable nuestro gozo al ver a quien en todo nuestro quehacer solo hemos podido vislumbrar.
Wernher Von Braun, constructor de cohetes espaciales: Por encima de todo esta Dios que creo el gran universo.
Albert Einstein, físico: Todo aquel que esta comprometido con el cultivo de la ciencia llega a convencerse de que en todas las leyes del universo esta manifiesto un espíritu infinitamente
superior al hombre y ante el cual, nosotros, con nuestros poderes, debemos sentirnos humildes.
Edison: Mi máximo respeto y mi máxima admiración a todos los ingenieros, especialmente al mayor de todos ellos: Dios.
Darwin: Pienso que la teoría de la evolución es totalmente compatible con la fe en Dios. El argumento máximo de la existencia de Dios me parece la imposibilidad de demostrar y comprender que el universo inmenso, sublime sobre toda medida, y el hombre, hayan sido fruto del azar.
Samuel Arango: Es posible encontrar a Dios en el universo, pero se encuentra agazapado en lo mas profundo de nosotros mismos.
Amor es eso y no otra cosa
El amor no puede rogarse, simplemente se da y se cultiva.
cuando cada uno se desarrolla a sí mismo, con libertad.
lunes, 7 de junio de 2010
Amor a primera vista
| Medellín | Publicado el 7 de junio de 2010 en El Colombiano.
En primer lugar, encontré unas personas definitivamente comprometidas con su labor. Tanto en la administración como en la academia. Personajes que cada uno en su campo pueden ser puestos como ejemplos en cualquier ambiente universitario. Un rector con ganas y con empuje, unos decanos que saben dónde están y para dónde van. Unos docentes que sobresalen por su solvencia académica. Unos estudiantes abiertos a avanzar en su proceso educativo. Unos empleados comprometidos efectiva y afectivamente con su labor.
Otro aspecto que sobresale es la variedad e innovación que muestran los diversos programas. Aun los que parecen tradicionales, muestran características propias y especiales que los hacen únicos y distintos. Programas bien planteados y que se vislumbran hacia el futuro. Nuevas disciplinas de enorme pertinencia social. Algunos podrían ser considerados pioneros y con posibilidades de expansión incluso internacional.
Pero uno de los aspectos que realmente me han impactado es el esfuerzo enorme por la regionalización. Salir de Medellín, que tiene todas las posibilidades, para desplazarse a los municipios más apartados y necesitados es una odisea. Casi nunca la regionalización funciona en las universidades. Creen que es crear sedes de enorme valor y belleza y medio llenarlas con gente. El sistema que está trabajando el Tecnológico en este campo es innovador y sin duda de mayor rendimiento y beneficio. Un trabajo con las administraciones municipales, con las entidades educativas del municipio, que comprometen su prestigio y sus recursos. Visitar esos municipios es darse cuenta de lo que significa tener la universidad en el pueblo. Orgullo absoluto. Lo importante es que los programas servidos sean de verdadera necesidad en el sitio y permitan que los jóvenes tengan una opción que valga la pena para quedarse en su comunidad y aportar al desarrollo de ella. Sin que por ser región se disminuya o demerite la calidad. Es impresionante el esfuerzo de la administración y de los decanos y docentes para llegar a tantos sitios. Para realizar la labor de regionalización es necesario no solamente poseer los recursos sino aportar una alta dosis de entusiasmo, convicción, sentido social y espíritu aventurero.
No quiere decir que no haya detectado algunos problemas. Claro que sí. Una dolorosa inseguridad, poco compromiso de algunos pocos, viejos rencores. Pero en nada los problemas opacan el sol. Son adjetivos. Lo sustantivo está a salvo.
Llevo poco tiempo en el Tecnológico y, sin duda, he padecido el delicioso placer del amor a primera vista.
lunes, 26 de abril de 2010
Hogar, dulce hogar
Publicdo en Caja Mágica en El Colombiano, el 26 de abril de 2010:
Cuando estamos fuera del hogar, por lo regular encontramos tensiones de todo tipo. Tráfico pesado, conductores que no respetan, calor, lluvia, gritos, malas noticias, humo de mofle, el pito, tacos. Así pasamos el día entre afanes, preocupaciones, urgencias, qué dirán, no hay tiempo, corra, haga esto.
Total, que vivimos en medio de un ambiente difícil de soportar y que nos aporta infinidad de motivos para estar eléctricos, malhumorados, tensos, preinfartados, con úlcera, gastritis, agriera y un humor de diablos. A lo anterior le agregamos el cúmulo de malas noticias económicas, políticas, sociales, nacionales, internacionales, de trabajo. Despidos, quiebras, corrupción galopante, atentados, masacres, secuestros.
Por todo lo anterior, proponemos que hagamos de nuestros hogares una verdadera zona de distensión. Que cuando al fin del día arribemos a nuestra casita y pasemos la puerta, inmediatamente notemos que todo cambia.
Ya no hay gritos, no hay sobresaltos, no hay sospechas, no hay inseguridad. Que podamos exclamar con sobrada razón: ¡al fin en casa!
Que todo el que entra sea recibido con una sonrisa, con un beso, con una exclamación: ¡qué rico que llegaste!
Que ya adentro y una vez quitados los zapatos, la ropa incómoda y las tensiones de afuera, podamos disfrutar de una verdadera zona de distensión.
Que cante la radio que esté encendida. Que los televisores sintonicen programas agradables, relajantes, simpáticos.
Que en la tarde, todos los de la casa puedan sentarse a comer unidos como en una ceremonia de entendimiento, de unión. Que los niños cuenten su día, sus alegrías y sus preocupaciones. Que los mayores narren sus aventuras, sus logros, sus esperanzas. Que todos compartan la alegría de estar juntos y unidos alrededor del mantel, casi como en una oración de paz. Vale la pena contar los chistes que se escucharon en el día, reír juntos es una hermosa manera de compartir.
Es bueno tener, por consenso, un lugar de la casa en donde no se puede alegar, menos pelar. La pieza de los papás, por ejemplo, es como un lugar de "queda". Los disgustos se desvanecen allí, allí se dan las reconciliaciones.
Ver televisión debe convertirse en una actividad familiar en la que todos disfrutan. Vale la pena verla unidos, para divertirse, para relajarse. En términos generales, las noticias no deben mancillar la zona de distensión. O sólo ver un noticiero, comentado entre todos, y que sea el que presente la violencia con menos violencia, sin cadáveres y sangre.
Vivamos intensamente las horas en las que los que nos queremos estamos juntos. Ahí estamos los que nos queremos, los que no nos traicionamos, los que son confiables.
Qué bueno es estar en un sitio que se llama hogar. Cálido, agradable, tranquilo, compartido, positivo. En donde se saluda con cariño por las mañanas y en donde se dan besos por las noches. En donde se escuchan las oraciones sencillas de las tres avemarías y la del ángel de la guarda, dulce compañía.
Cuando hay discusiones, no hay gritos, se respetan las opiniones, se cuenta antes de reaccionar con rabia. Y siempre se perdona, siempre. Porque el amor verdadero es así. No hay resentimientos, no hay rencores.
El hogar, el único sitio posible de paz verdadera, ¡bendito sea!